A todo el mundo nos gusta controlar todos los aspectos que tienen que ver directamente con nosotros, por tanto, cuando vamos a una tienda por ejemplo, nos gusta saber toda la información posible sobre lo que tenemos pensado adquirir. Lo que buscamos en nuestra vida es la comodidad y en muchas ocasiones, no nos gusta perder el tiempo por lo que, imaginemos… estamos en una tienda y queremos preguntar cuánto vale un libro, pero el dependiente está atendiendo a un grupo de personas y tenemos unas cuantas por delante. ¿Vamos a quedarnos sin saber cuál es su precio? Para ser sinceros, ni al comerciante le gusta perder dinero ni al cliente perder el tiempo, por ello es prácticamente impensable un establecimiento sin un portaprecios con los que todo el mundo podrá no solamente conocer el precio de determinado producto sino cualquier otra característica que el vendedor quiera destacar sobre el mismo para intentar captar la atención del cliente o simplemente proporcionarle más información.

Ya se sabe, la información es poder, y a todo el mundo nos gusta tener todos los detalles posibles de lo que queramos comprar, tallas, precios, colores disponibles y todo lo necesario para que despierte en nosotros esa sensación de que realmente queremos lo que nos ofrecen.

Parece algo obvio, pero aún son muchos comercios los que, teniendo al alcance de su mano una ingente cantidad de accesorios para comercios donde cumplimentar esta clase de información para los clientes, se limitan a poner una sencilla etiqueta para que al menos se conozca el precio, pero ya se sabe, el cliente siempre quiere más información y necesita comparar características para poder ahorrar un dinero que, a día de hoy, seguramente no le sobre a demasiadas personas; por tanto es necesario tanto para el comerciante como para el cliente en cuestión, buscando ese equilibrio de beneficio para ambos.